martes, 27 de mayo de 2014

AMARSE A UNO MISMO



Amarte a ti mismo.

De acuerdo, crees saber la definición de ti mismo, pero desconoces el verbo en movimiento del amor. ¿Qué significa eso? Bien, en este mundo hay siete pasos que hemos manifestado, aunque sea en pequeña medida. Yo lo hice y tú estás en proceso de hacerlo.

La pirámide está hecha de siete niveles, siete cuerpos, siete concien¬cias, siete campos de conciencia vital. Y de momento has bajado por la escalera, pero aún no has vuelto a subir por ella. De modo que ahora abordamos la cuestión de quererte a ti mismo. Muy bien.

¿A cuántas per¬sonas les has dicho «te quiero» y les has hecho cosas y has pensado en ellas? ¿A cuántas personas les has dicho estas palabras que nunca te has dicho a ti mismo?

Así, en el primer sello, ¿a cuántos hombres y mujeres dijiste que les querías porque estabas sumido en la lujuria y eras el depredador?

Usas esta palabra mágica para conseguir que alguien sea seducido por ti, para que te entregue su yo íntimo, íntimo —eso es lo que estabas buscando—, mente, alma, y cuerpo.

El énfasis estaba en la mente, en la programación y en lo que seguía: el cuerpo. «Te quiero.» ¿Cuántos de vosotros habéis dicho a las personas de vuestra vida que les queríais porque estabais ardiendo de urgencia sexual? Levantad las manos. Mirad alrededor.

Mirad alrededor para saber que no estáis solos. ¿De acuerdo? Urgencia inmedia¬ta, eso es lo que expresaste. Si estás operando desde el primer sello, dirás cualquier cosa. Dirás cualquier cosa.

Los sellos son poderosos centros de energía conectados con importantes glándulas y órganos corporales que facilitan siete grandes niveles de conciencia diferenciados.

Los tres primeros sellos son los centros que suelen entrar en juego comúnmente en todas las complejidades del drama humano. El primer sello se manifiesta como sexualidad, el segundo como dolor y sufrimiento, y el tercero como poder y manipulación.

La mayor de las leyendas es la leyenda del amor; es la mayor, la poción más mágica que existe. Sacarás esa poción a relucir y dirás a esa persona que estás enamorado de ella para poder derramar tu semilla o tener un orgasmo, o imponer tu voluntad sobre ella. ¿Cuántos estáis de acuerdo con esto? Levantad la mano.

El primer sello es el punto de venta políticamente más comercial para cualquier producto, incluyendo esta escuela: el sexo vende. Por eso todos los anuncios publicitarios son tan sexys.

Por eso, al impartir las enseñanzas de la verdad, este local se llena a rebosar de público cuando se habla de sexo, y cuando digo sexo, quiero decir sexo.Ahora, ¿cuántos de vosotros sabéis que estoy acertando hasta el momento en este asunto del amor?

Quiero plantearos una pregunta: Entonces, ¿dedicaríais vuestra vida, mente, cuerpo y alma a esa persona a la que le dijisteis eso y que os creyó, e incluso vosotros mismos os lo medio creísteis, en el calor de la pasión?

Ahora quiero plantearos esta pregunta: ¿Cuántos de vosotros os sentís felices de saber que erais fornicadores en lugar de amantes? Vamos.

¿Cuántos de vosotros seguís estando enamorados de esa persona a la que preguntasteis o dijisteis eso para poder seguir adelante en el calor de la pasión? ¿Cuántos de vosotros seguís enamorados de ellos?

Maravilloso. ¿Por qué no estáis con ellos? ¿Cuántos de vosotros no estáis? Que así sea.

Entonces regresamos a esa pregunta que en verdad nos dice: ¿dónde encontramos el amor?

Bien, en primer lugar, es un sentimiento extraordinario y efímero que ocurre, pero su aparición no depende de nosotros. Empieza aquí y se traslada hasta aquí.

Esto es únicamente reactivo, emocional. Los tres primeros sellos son el animal. Ellos son el animal. Son el territorial, el depredador —que puede vencer al más débil—, la procreación. Es la parte animal de tu naturaleza, a la que todo el reino animal se amolda.

¿Sabes?, nadie hizo un avestruz hasta que fue eso que hacía el avestruz y se convirtió en ella. De modo que toda la naturaleza está hecha de la conciencia de los dioses, y la conciencia de los dioses está hecha según los tres primeros sellos de los dioses. De modo que toda la naturaleza exhibe este «concepto de multiplicarse sin responsabilidad, sin ninguna carga». Éste es el primero de los tres sellos.

Pero recordad cómo el Tiranosaurio Rex, cómo el avestruz, el caballo, el bisonte, el tigre, el león, el alce, el pez llegaron aquí: por los dioses que los crearon. Y los dioses que los crearon les dieron el aliento de la vida. Y, entonces, ¿qué era la vida? Energía de los tres primeros sellos, energía del primer sello. Por eso se le llama instinto animal.

Ahora bien, el único tipo de amor que existe en el mundo animal —excepto en esos animales que se aparean de por vida— es el de las madres que paren a sus retoños y los cuidan y los crían hasta que son suficientemente fuertes para valerse por sí mismos.

Efectivamente, así es. De modo que el sexo no es amor. El sexo es un instinto animal, un instinto humano básico, como es básico en la naturaleza. Es básico en la bacteria Es básico en los virus. ¿Sabes?, la próxima vez que vayas a enviar una tarjeta de San Valentín remítesela a tu viejo virus. Es sólo un pensamiento

¿Seguís estando tan apasionadamente enamorados de esas personas como decíais que lo estabais? ¿Levantaríais las manos si no lo estáis? Que así sea. ¿Por qué? ¿Por qué dijisteis que les queríais? Por la poción mágica, ¿no es así?

Una de las grandes enseñanzas se llama «ámate a ti mismo hasta darte vida», amarte a ti mismo hasta darte vida.

Ahora bien, amor no sólo es una palabra de cuatro letras. Esto puede sonaros un poco adornado, como cuando le echáis mostaza a un perrito caliente, pero el amor no nace en el primer sello. ¿Cuántos de vosotros habéis usado vuestras enfermedades, habéis usado vuestro cansancio corporal, vuestras dolencias para conseguir afecto de otros? ¿Por qué lo hicisteis? Os he planteado una pregunta: ¿Por qué creasteis esa disposición tan sólo para conseguir atención? ¿Por qué? ¿Puedo contestarlo yo mismo? Hicisteis eso porque el primer sello ya estaba desgastado y estabais pasando al segundo sello. ¿Os suena familiar?

Ahora, una vez más, ¿cuántos de vosotros creasteis enfermedad para conseguir la atención que el amor sexual ya no os ofrecía o qué y no podíais obtener? Hay más de vosotros, pero, de momento, esto es verdad.

Miradme, mi hermosa gente. ¿Qué estabais buscando? Amor, suficiente como para enfermar por él, y a veces incluso hacíais eso para poner a prueba a vuestra pareja, para que mediante el dolor y el sufrimiento pudiera llegar esa atención, pero que no tuviera que llegar a través del primer sello, sino que lo hiciera a través de vuestro propio sentido de autorespeto, de vuestra necesidad de sentir respeto por vosotros mismos, de vuestra propia necesidad de encontrar suficientes pruebas de que sois algo más que vuestro cuerpo sexual.

¿Cuántos de vosotros sabéis que creasteis eso completamente? Completamente. Es cierto.

Oh, cariño, te queda un largo camino para comprender la conciencia humana. La razón por la que quiero que hagáis esto es porque curarse es exponerse a la verdad. La curación es una exposición a la verdad.

Pero una gran vida no se hace a base de una gran sexualidad, porque la gran sexualidad decae. Decae. Cuando hay más realismo y el vidrio de nuestro ojo empieza a hacerse más claro y vemos lo que hemos hecho, ya no nos sentimos tan atraídos hacia esta mentira.

Esos viejitos que veis pasear cogidos de la mano, ¡eso es amor!

1 comentario:

  1. Un aplauso amiga mía, qué bien que has definido la pasión sexual, confundida por casi todo el mundo con el amor...que por cierto, nada tiene que ver la una con el otro...de la mano del apasionamiento, se suele llegar a amor,pero se necesita tiempo, no unas cuantas noches de dormir juntos...se necesitan una serie de requisitos para ese menester.
    Hay viejecitos que se cogen de la mano, ya por costumbre,por compañía...los menos, es por ese amor que tuvieron que bordar lágrima a lágrima durante su larga vida.

    No levanto mi mano ante esas cuestiones,porque cuando me he enamorado que ha sido muy pocas veces, ha sido amor, lo sé con seguridad porque me analicé a mi misma, exactamente con esas mismas preguntas que has expuesto en este maravilloso post.

    El verdadero amor se suficiente en el pecho, en el mismo lugar que queda un gran vacío, cuando se deja de estar enamorada.

    Un beso amiga mía y mil gracias por estos maravillosos textos, que aparte de aprender con ellos, nos invita a la reflexión.

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