miércoles, 23 de abril de 2014

SABER AFRONTAR



 

Es importante saber obrar apropiadamente, tanto en la prevención de la enfermedad como en el tratamiento y la propia adaptación a ella.

Saber enfrentarse a las circunstancias limita el nivel de ansiedad ante la enfermedad, suele influir en los niveles hormonales, afectar al sistema inmune, etc. Si no sabemos afrontar las circunstancias que experimentamos nos causamos daños psíquicos y físicos.

La forma que tengamos en afrontar lo que nos ocurre puede influir en la calidad y en el tipo de cuidado que recibimos. También, si la forma de afrontar la realidad es positiva, la persona se adapta a la situación en que vive, compensa los déficit y asume un papel activo en las intervenciones preventivas y en el tratamiento de la enfermedad.

Cuando se trata de problemas de salud las personas mayores tienden a valorar la situación y a realizar prácticas que promueven la salud y previenen ante la enfermedad, evitando hábitos nocivos y viviendo de manera más vigilante y responsiva.

Cuando las personas se hacen mayores son menos proclives a atribuir síntomas de su debilidad y sus "achaques" a las enfermedades. Esto hace necesaria su educación para que sea capaz de distinguir entre cambios normales debidos a la edad y síntomas de enfermedad, y facilitar así la detección precoz y el tratamiento adecuado.

Cuando queremos intervenir para ayudar a una persona mayor tenemos que tener en cuenta su estado mental, y también la posibilidad de que esté inmersa en un ambiente negativo. En estos casos es posible que nuestra ayuda no sea operativa debido a estas limitaciones. Siempre es positivo asistir a cursillos en los que se practiquen y aprendan habilidades para tratar la enfermedad que se padezca y uno sienta que posee el control. De esta manera se reduce la sensación de indefensión que acompaña a muchas enfermedades crónicas.

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