jueves, 10 de julio de 2014

NUESTRA TIERNA INFANCIA II



Prosigamos pues con tan inspirador texto que nos llevo a reflexionar sobre los pros y los contras de nuestra niñez y de sus motivos a elogiarla o repudiarla, según sea el caso:

- Pasamos de la niñez a la adolescencia... otra gran etapa, sin duda. A las niñas les viene la tan temida pero esperada ley de vida que las convierte en en mujeres. Y a los hombres, digamos que los cambios más notables se ven en dos cosas: en que empezamos a pensar más con la entrepierna que con el cerebro principal y que (según narran las leyendas urbanas) la piel de nuestras caras refleja nuestros actos a lo largo de la semana (sobre todo en los momento de más clara intimidad).

Dejando de lado los "problemas" hormonales, entramos en una época de conflicto. Todos queremos ser guays, queremos ser populares, o al menos no queremos pasar a formar parte de aquella especie de marginados por sus pensamientos varios (léase, cualquiera que sea diferente al típico matón de la clase o al guaperas de turno).

Sólo con el paso del tiempo podremos ver que algunos de aquellos que marginábamos, hoy en día les querríamos a nuestro lado. Nos atraen las fiestas pero nos encierran con cadenas para no salir de casa (los de la generación del 83, al menos era así, hoy en día es diferente) y se nos ponen los dientes largos cuando nos dicen: "tío que fiestón te perdiste, habia cocacola por un tubo y cerveza¡¡¡, algunos se atrevieron a fumar un peta, que chungos... y jugamos a la botella y me di un pico con Fulanita¡¡¡ diosss me queda menos para hacer lo que me de la gana.

- Y de la adolescencia pasamos a nuestra última etapa de juventud (a mi entender), en donde pasamos de las borracheras de instituto, de universidad, de los conciertos heavys, de los desayunos a las 12 de la mañana después de toda una noche saltando y gritando como locos, de habernos pasado las noches intentando ligar con el/la primero/a que pasaba por delante, de lo ciegos que ibamos....

Después de todo eso, pasamos a la vida rutinaria, el día a día, donde empezamos a echar de menos las horas en el insti (cuando lo primero que queríamos es irnos de allí), empezamos a quedarnos en casa porque las fiestas por la noche ya no atraen tanto como antaño, empezamos a decir no a la incertidumbre de las noches y cambiar una disco, un pub, una cerveza (o unas cuantas) con los colegas en un bar, por cada fin de semana un cuenco de palomitas viendo la misma película que has visto como mínimo veinte veces a la sombra de una tenue luz que invita a dormir placidamente... y es entonces cuando pesan los años y te acabas dando cuenta que la vida es efímera, pero que las experiencias que vives son únicas e irrepetibles, ya sean buenas o malas.

Porque si creo saber, que todo los que nos llegue en esta vida, lo importante es saber aceptarlo, tanto lo bueno como lo malo, porque nos hacen más fuertes, aunque muchas de las cosas que vienen no las entendamos.

Digamos que el destino no está carente de cierta ironía.

Después de esta "ligera" reflexión agradeceros vuestra paciencia lectora, si habéis acabado de leer y os recordaré uno de los grandes tópicos literarios del mundo clásico:


CARPE DIEM ESTIMADOS LECTORES.... CARPE DIEM......

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